Personajes

Alfonso Diez

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Salinas de Gortari se puso la soga al cuello

 

Carlos Salinas de Gortari dice en su nuevo libro, La Década Perdida, que lo que buscaba con la huelga de hambre que llevó al cabo en Monterrey en marzo del ’95, al comenzar el sexenio de Ernesto Zedillo como Presidente de México, era que se reconociera que la crisis económica con la que arrancó el nuevo gobierno no era responsabilidad de él, sino de su sucesor.

Pero Salinas miente. Durante una entrevista que concedió al periodista Jorge Ramos y que fue publicada el 16 de octubre del 2000, el expresidente declaró que lo que buscaba con la huelga era que se le exonerara de la acusación que la Procuraduría General de la República iba a hacer contra él por el caso del asesinato de Luis Donaldo Colosio.

A tal entrevista no se le dio la debida difusión en los medios de información mexicanos porque Jorge Ramos vive en Miami. Así se desarrolló la parte a que nos referimos en ese encuentro. Ahí, Jorge cuestiona a Salinas sobre la reunión que sostuvo con Zedillo y que tuvo como resultado el fin de la huelga de hambre. Zedillo siempre negó haberse reunido con el expresidente:

 

Ramos. ¿Qué negociaron en esa reunión?

Salinas. Negociar nada. Dialogamos sí. ¿Por qué? Porque acababa yo de iniciar una huelga de hambre -que ha sido bastante distorsionada en los medios de comunicación- y la cual decidí realizar porque…lo que estaban preparando era una acusación formal en mi contra en el caso de Luis Donaldo Colosio. A ese grado.

Ramos. ¿O sea que el gobierno de Zedillo estaba a punto de acusarlo a usted por el asesinato de Colosio?

Salinas. Eso se me dijo a mí.

Ramos. ¿Se habló de esto en la reunión de marzo?

Salinas. ¡Por supuesto! Claro que se habló. Ese es uno de los temas centrales por los cuales hablamos.

Ramos. ¿Pero mintió Zedillo?

Salinas. Un jefe de Estado, en mi opinión, no debe mentir.

Ramos. ¿Y Zedillo mintió?

Salinas. Pues si a usted le dijo que no hubo una reunión, sí mintió.

 

Nunca se supo qué ofreció Ernesto Zedillo a Carlos Salinas para que desistiera de continuar con la huelga de hambre. Raúl Salinas de Gortari, su hermano, acababa de ser aprehendido por el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu y no salió de la cárcel sino diez años después, debido a que la PGR no presentó las pruebas suficientes.

Ambos casos fueron analizados por quien esto escribe en las columnas —Personajes— del 4 y del 10 de marzo de 2008 y ahí se demuestra que en los dos asesinatos —sobre todo y de manera abundante en el de Ruiz Massieu— hubo muchas pistas que no se investigaron o quedaron a medias.

Además, recién revelaron autoridades del país del norte que Mario Ruiz Massieu, hermano de José Francisco, no se suicidó, sino que entró al programa de testigos protegidos de aquella nación pero, ubicado en San Antonio, Texas, huyó y era buscado inclusive en México.

Salinas se pone la soga al cuello al publicar La Década Perdida, porque todo el lodo que rodeó el final de su administración comenzaba a ser olvidado y ahora pudiera retomar fuerza si comienzan a hablar algunos de los protagonistas de los sucesos de aquellos días.

Ernesto Zedillo debería responder a las acusaciones que se le hacen en tal libro y la oportunidad se presenta ahora que viene a hablar en público en este mes de mayo, invitado por una institución. Entonces podría aclarar qué negoció con su antecesor y por qué lo iba a acusar la procuraduría del asesinato de Colosio.

Recordemos que en 1994, último año del sexenio de Salinas, irrumpió el EZLN en Chiapas y Zedillo dijo después que “Ese no es un grupo guerrillero, es el EZLN”. Uno de los sospechosos de haber formado ese grupo es Carlos Salinas, junto con su hermano Raúl.

En ’94 también, fueron asesinados el cardenal Posadas, Ruiz Massieu y Colosio. El 20 de noviembre del mismo año, en una reunión de gabinetes entrante y saliente, le pidieron al todavía presidente Salinas que devaluara la moneda para evitar una crisis económica durante el inicio del nuevo gobierno. Salinas respondió que si eso era lo que querían, lo haría, pero después se echó para atrás, cuando su secretario de Hacienda, Pedro Aspe, amenazó con renunciar si devaluaba la moneda.

La crisis se dio al poco tiempo, durante el gobierno de Zedillo, gracias a las condiciones económicas en que se encontraba el país y a los pagos de Deuda Externa que dejó programados Salinas para que los hiciera su sucesor en cuanto tomara las riendas.

Por otra parte, una conversación entre Raúl Salinas, desde la cárcel en que se encontraba, y su hermana Adriana, dada a conocer por medio de una grabación que se difundió en los medios de información, reveló que su hermano el expresidente había robado dinero de la partida secreta que manejaba la presidencia y se lo había dado a guardar a Raúl. A la fecha, esto no ha sido investigado.

La conclusión del “Personajes” del 4 de marzo mencionado antes era:

 

“¿Qué hace falta para que retomen la averiguación? (del asesinato de Ruiz Massieu). ¿Nadie va a hacer nada para castigar a los responsables?

¿Y Mario Ruiz Massieu, Jorge Stergios, Manuel Muñoz Rocha, Justo Ceja y Juan Manuel Gómez dónde están?

¿Alguien los busca todavía?”

 

Y la del 10 de marzo, referente al asesinato de Colosio:

 

“¿Qué trato hicieron entonces Zedillo y Salinas?

¿Qué trato hicieron Camacho y Salinas?

¿Tras el asesinato, alguien le tendió una trampa a Gutiérrez Barrios con el desplegado, para señalarlo, o fue decidido por él?, ¿y la entrevista en Siempre? ¿Qué le dijo Camacho a Salinas para presionarlo?, ¿actuaron como cómplices? ¿Por qué no fue a la reunión con todos los gobernadores Manlio Fabio Beltrones?

¿El asesino, fue efectivamente solitario, o le pagaron para que lo hiciera?, ¿o fue inducido de alguna otra manera?

¿Quién mando matar a Colosio?”

 

Todo lo anterior lo olvidó el expresidente Salinas al elaborar su nuevo libro. Las preguntas siguen en pie y se suman ahora las recién planteadas. Esperamos respuestas. La década perdida puede aparecer. La soga podría comenzar a apretar.

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